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CINE: EL SOL, de Alexander Sokurov

16 jul 2009 , Posted by Europa Screen: at 23:34

La acción de “El Sol” se desarrolla en el Japón ocupado desde fines de agosto de 1945 hasta el 1o de enero de 1946. El 15 de agosto, el Emperador Hirohito hizo una apelación pública a su pueblo para que cesaran las operaciones militares. Millones de japoneses se sintieron impactados de escuchar la voz de su Emperador por primera vez en sus vidas.

El filme describe los eventos que desencadenan la toma de dos decisiones cruciales de parte de Hirohito, ambas de gran significado histórico. La primera fue la declaración de rendición ante la Segunda Guerra Mundial, y la segunda fue la renuncia a su condición divina. Durante este período, el Emperador también establece un vínculo inverosímil con el General estadounidense Douglas McArthur que realizó los mayores esfuerzos por resolver la situación con la menor cantidad de víctimas.

FICHA TECNICA

Título original: Solntse.
Dirección: Alexander Sokurov.
Producción: Igor Kalenov, Andrey Sigle, Marco Muller.
Guión: Yury Arabov.
Elenco: Issey Ogata, Robert Dawson, Kaori Momoi, Shiri Sano, Shinmei Tsuji.
Música: Andrey Sigle.
Dirección de fotografía: Alexander Sokurov.
País: Rusia.
Año: 2005.
Duración: 110 minutos.
Género: Drama.
Calificación: Apta para mayores de 16 años.
Distribución argentina: 791cine.

SALAS
ArteCinema.


TRAILER
http://www.youtube.com/watch?v=cmX1tRaOa6U


COMENTARIOS DEL DIRECTOR

"El Sol” es el tercer capítulo de mi tetralogía fílmica y está inextricablemente vinculado a sus antecesores: “Moloch” y “Taurus”. ¿Qué es lo que los une en primer lugar? La clave es la descripción del héroe que sufre una tragedia personal.

Encontramos a Hitler en “Moloch” en el comienzo de un colapso de su individualidad. Vemos en “Taurus” a un a Lenin fuerte, violento, que no está dispuesto a rendirse ante la muerte, enamorado del poder. Cada uno de ellos enfrenta una catástrofe provocada por sus propias decisiones y acciones. Hitler lleva la situación a una tragedia sin sentido: está claro que la guerra está perdida pero, siguiendo su voluntad, los soldados siguen muriendo. Se lleva muchas vidas con él a la inexistencia. Y Lenin resiste también a la inexistencia –es como si proyectara en el futuro su postrera desesperación, su intolerancia.

Aparentemente, existen diferentes caminos para tomar en las situaciones trágicas. El Emperador japonés Hirohito es un símbolo de final constructivo, o para decirlo de la manera correcta: no de un final, sino de una continuación –la vida. Con una mirada interior es posible ver ruinas en una ciudad destruida, pero también se pueden ver docenas de edificios disponibles –para ponerlo en perspectiva. Para ello se necesita una naturaleza humana especial.

Un pequeño y enclenque científico de voz débil, dedicado a la hidrobiología, Hirohito era menos que nadie apto para la tiranía. Su palacio se incendió durante un bombardeo de los estadounidenses y el Emperador vive en su búnker subterráneo o en el único edificio de piedra disponible en territorio del palacio -el laboratorio.

No parecía en absoluto un sanguinario dios de la guerra. En cambio, Hirohito prefirió la idea de salvar vidas humanas a la idea del orgullo nacional. Éste es el gran legado de Hirohito y de aquellos políticos estadounidenses que pudieron entender y apreciar su posición. En 1945 Hirohito y McArthur encontraron un camino para salir de la situación que parecía ser indescifrable. Es una lección –los buenos pueden ser fuertes e inteligentes.

Es difícil definir y entender el poder en Japón. Japón se caracteriza por un poder silencioso, indistinto, profundo y reprimido. Los japoneses no son asiáticos. Están más cerca del inglés con su timidez isleña. Y tienen la misma misión, pero los picos y las depresiones del desarrollo son diferentes.

Aparentemente hay poca diferencia entre la adoración por el Emperador de Japón o, por ejemplo, la del General Stalin. La exaltación de la institución del poder ingresó profundamente en la conciencia de la sociedad humana hace mucho tiempo. Y es difícil imaginar qué debe hacerse hoy para convencer a las personas de que el poder no lo otorga Dios. Los japoneses representan un mundo humano diferente. Son diferentes de los mundos europeo y asiático. Esta separación total da origen a ejemplos únicos de delicadeza y gracia así como de implacabilidad.

Hirohito agregó un color más a la imagen del mundo que estamos tratando de describir, de crear. Éste es un nuevo lado del carácter humano que es imposible de comprender totalmente. El carácter es el elemento. El carácter es un objeto artístico inagotable…

…No hago películas sobre dictadores, pero hago películas sobre esas personas que se destacan más que el resto de ellas. Parecían poseer el poder supremo. Pero las características humanas como la debilidad y la pasión afectan sus actos más que las condiciones y las circunstancias. Las cualidades humanas son superiores a cualquier situación histórica, superiores y más fuertes".

PUNTAJE IMDB
7.4


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